lunes, 22 de noviembre de 2010

MITOMANÍA

Dicen los resentidos, esos que ya no hacen más aportaciones a la política nacional que criticar y hacer todo el daño posible a UPyD, entre otras lindezas destiladas del rencor,  que Rosa Díez está endiosada.
Opinar sobre tal consideración no me estimula, aunque personalmente no creo que sea así. La tengo por una persona inteligente, reflexiva y con una considerable experiencia vital, por lo que veo difícil que haya sucumbido a algo de tal simpleza intelectual.
Lo que sí tengo muy claro es que hay quienes la veneran, han establecido un culto a su persona e incluso peregrinan tras ella en busca de bendición o sanación política. Algunos vuelven tras la experiencia religiosa a sus terruños, pregonan que han visto a la virgen, que se comunican con ella y conocen su mensaje secreto, levantan ermitas para su adoración, y pasan el cepillo de la confianza ciega para vivir del cuento: son nada más ni nada menos que los mensajeros de Dios en las provincias. De este país de princesas del pueblo, telebasura e idolatrías no cabe esperar menos, es normal que pronto capten incautos, adeptos que se sientan seguros al calor de los profetas y su benefactora protección.
Sea como fuere, la mitomanía, como todas las manías, ha de ser objeto de estudio de la ciencia psicológica, y como tal ha de ser tratada, por lo que profundizar en la materia me parece temerario.
Definitivamente no creo que Rosa esté endiosada, aunque debe ser difícil soportar tantas dosis de adulación, de peloteo, de regalos al oído, de quiero hacerme una foto contigo…, sin flaquear en el ánimo. Difícilmente está en su mano controlar o evitar los efectos que involuntariamente despierta en los débiles de espíritu y de autoconvicción, esos que necesitan el ídolo como referente porque no tienen otras razones, porque no entienden o no quieren entender lo importante. Ya veremos cuantas nuevas religiones y “papas clementes” nos salen de todos estos iluminados y zahories.
Afortunadamente en UPyD seguimos siendo mayoría los que sabemos que Rosa no es lo importante, lo importante es lo que dice y como lo dice, seguimos siendo mayoría los que sabemos que tampoco Carlos es importante, lo importante es lo que piensa y lo que escribe, seguimos siendo mayoría los que sabemos que ni siquiera UPyD es importante, que lo importante es lo que hemos venido a hacer en política, lo importante son las razones que nos han obligado a nacer: la necesidad de regeneración democrática, de cambios profundos que contribuyan a mejorar la vida de las personas,  que devuelvan al ciudadano el control sobre los políticos, y a los políticos el respeto de los ciudadanos.