miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿QUÉ HAGO CON UPyD?

Tras 8 años formando parte de un proyecto político, el primero de mi vida y el último, hoy, en estos duros momentos para todos los que hemos empeñado tiempo, ilusión y nuestro mejor saber en sacarlo adelante, debo tomar la decisión de seguir o abandonar.
 
Yo las decisiones las tomo reflexionando, preguntándome y respondiéndome. Permitidme que comparta resumidamente mis reflexiones.
 
¿Los problemas que afronta España son sustancialmente distintos a los que afrontaba en 2007?
 
No. Son los mismos pero agudizados. Especialmente el territorial ha llegado a cotas insostenibles y en este asunto hay que reaccionar. Y digo bien: reaccionar. Acción / Reacción (sí, por si queda alguna duda, reaccionar como han reaccionado los reaccionarios de toda la vida).
 
¿Los actores políticos son los mismos y tienen las mismas ideas?
 
No. Han aparecido nuevos partidos y algo han aprendido los viejos, poco, pero algo.
 
¿Algunos de los partidos existentes tiene una visión integral de las reformas de calado que necesita nuestro país, como sí las tiene UPyD, y además tiene la voluntad firme de comportarse éticamente para poder llevar esas reformas adelante?
 
Ni por asomo. Uno de los nuevos trae viejas ideas vestidas de nuevas, viejas y malas ideas, muy malas. El otro de los nuevos no trae malas ideas, pero pocas propias y una nula determinación para comportarse con la ética y la moral que la política española necesita. Más de lo mismo barnizado y remozado con apariencia de juventud.
 
¿UPyD es necesario?
 
Más que nunca.
 
¿Tiene UPyD posibilidades reales de seguir existiendo sin representación, con escasa afiliación y raquítica financiación?
 
Muy difícil, pero sólo depende de nosotros, los que aún formamos parte de este partido. Somos duros. Las travesías del desierto no son más que el día a día de los tuaregs.
 
¿Tengo yo ganas y fuerzas para seguir comprometido y dedicándole mi tiempo?
 
No de la misma forma que cuando empecé. Seguir apoyando, empujando el carro encallado en la arena sí, pero tirando de él, asumiendo responsabilidades, no me veo.
 
¿Confío en Andrés, Gorka, Maite, Julio, Humberto, Anselmo y el resto del Consejo de Dirección?
 
Plenamente. No lo pueden haber hecho mejor. Sólo tengo dudas acerca de que tengan la fuerza y determinación necesarias para seguir. Estoy deseando oír que sí la tienen y que además tienen un plan.
 
¿Tendrá UPyD una oportunidad electoral en el futuro?
 
No lo sé, pero sí sé que depende de nosotros y nada más porque no tengo ninguna duda de que Podemos y Ciudadanos van a decepcionar a la inmensa mayoría de los que los han votado. Tengo la certeza de que su irrupción y aparente fortaleza ha sido una genial jugada del bipartidismo para que pasada la ola de indignación todo siga más o menos como antes, para que nada importante cambie. Serán otras caras, otras siglas, otra estética, pero todo cosido y bien armado para que siga igual.
 
Esa decepción va a llegar tarde o temprano y existe la posibilidad cierta de que UPyD recupere a esos votantes y muchos más de los que nunca tuvo. Para que eso ocurra sólo tiene que hacer algo tan heroico como mantenerse vivo y defender lo que siempre ha defendido: una idea de como debe organizarse y gestionarse España tan clara como la que Carlos Martínez Gorriarán nos dibujó y una forma de ser y comportarse en política única, intachable, implacable con la corrupción, la ilegal y la inmoral, una forma de entendernos a nosotros mismos, como la que Rosa Diez nos ha legado.
 
¿Tenemos que cambiar cosas?
 
Sí, unas cuentas, pero no voy a exponerlas aquí ni ahora.
 
A mí no me ha defraudado, como a otro querido amigo y compañero que recientemente ha anunciado que nos deja, que Andrés Herzog no saliera la noche electoral a insuflar ánimos y decir que seguimos adelante. Hubiera sido una posición falsa, impostada. Andrés dijo lo que tenía que decir, que necesitaba descansar, reflexionar y tomar una decisión sensata. No nos ha mentido, como nunca lo hace ni lo hará. Yo no quiero un líder que nos mienta, que nos diga lo que queremos escuchar, quiero un hombre sincero, lógico, razonable, humano… Yo no esperaba una arenga en la rueda de prensa de la noche más triste.
 
Este partido ha intentado ser excelente y lo ha conseguido: moralmente excelente, políticamente excelente y electoralmente un fracaso. Quizá porque lo primero lleva a lo segundo y lo segundo a lo tercero, al menos en este país. Hemos puesto siempre el listón de la autoexigencia muy alto. Hemos sido muy duros con el gobierno, con los contrincantes políticos, con la prensa, con los que se acercaron a nosotros para conocernos y afiliarse, y sobretodo hemos sido muy duros con nosotros mismos, con nuestra gente, y seguimos siéndolo. Quizá es que no sepamos ser de otra forma.
 
Andrés y su equipo deben medir fríamente lo mismo que un grupo de valientes visionarios midió en el verano de 2007: si había agua en la piscina antes de lanzarse. Yo creo que la hay, bastante más que la que había entonces. Yo no pienso salir de la piscina. Aunque nade poco porque me quedan pocas fuerzas, me sigue pareciendo un lugar en el que merece la pena estar, desde luego mucho mejor que las charcas de los alrededores. Sólo saldré si sale la gente en la que creo. Es cierto que muchas personas en las que creía nos han abandonado y nos sigue abandonando. También son humanos, los entiendo y respeto.
 
Pase lo que pase, os deseo a todos, compañeros de UPyD y amigos que me seguís por aquí, un feliz 2016.