lunes, 20 de diciembre de 2010

TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS

Lo políticamente correcto es decir que el pueblo soberano es sabio. Lo razonable es que no lo sea.

Tenemos una clase política de un nivel lamentable, especialmente cuando la comparamos con la de los países del norte de Europa, los que mantienen tasas de paro por debajo del 10%. Resulta más patente cuando se tienen que enfrentar a cuestiones de Estado, cuando han de actuar con amplias perspectivas, con generosidad, cuando de ellos han de esperarse decisiones que trasciendan a la oportunidad política…, es en esos momentos cuando nos damos cuenta del déficit en la calidad política y muchas veces también humana de nuestros gobernantes.

Pero alguna vez tendremos que coger el toro por los cuernos y reconocer que esta situación no es más que el reflejo de la sociedad que tenemos, no es más del reflejo de lo que somos. Los políticos españoles no han sido injertados ni inoculados en nuestras instituciones, no son cuerpos extraños llegados de no se sabe dónde que prosperan y se desarrollan en este caldo de cultivo, no son más que una parte de nosotros, pública y notoria, pero al fin y al cabo sólo una forma más de expresión de nuestra sociedad.

Los españoles, este grupo de seres humanos que habita en la actualidad en el territorio político e histórico que llamamos España (como me he impuesto no darle a los pueblos entidad de sujetos de derecho, no pienso usar el concepto “pueblo español”), se caracteriza por el índice de lectura más bajo de Europa, por un fracaso escolar de los más altos, el informe PISA nos sigue situando en el furgón de cola de la OCDE, estamos muy por debajo de la media europea en cuento al conocimiento de otro idioma se refiere, somos el país de Europa con menos usuarios de internet y nuevas tecnologías. España es el país de Europa occidental con menos patentes después de Portugal, nuestra mejor universidad se encuentra en el puesto 201 del mundo…

Los programas de televisión con más audiencia son los llamados de “telebasura”, que concentran un número creciente de minutos en todas las cadenas, franjas horarias y días, el diario más vendido de información deportiva supera en ocho veces al más vendido de información económica, y casi lidera el ranking general. En este país hay 800 imputados por corrupción política, y pese a ello muchos políticos imputados ganarían de nuevo las elecciones de forma clara según las encuestas. El representante de los empresarios españoles es un individuo imputado por delitos de corrupción, cuya empresa principal ha quebrado dejando a más de 1.500 empleados en la calle y de la que sacó 238 millones de euros sin justificar. En este país se dedican 7.504.590 horas al mes en tareas sindicales, lo que equivale a 57.112,5 liberados que nos cuestan como mínimo 1.664 millones de euros al año, tenemos el puesto 42 en el ranking mundial de competitividad.…

Podríamos seguir poniendo ejemplos, pero ¿de verdad nos extraña que nuestra tasa de paro duplique la de la media europea? ¿De verdad nos extraña la forma en que la crisis se ha cebado con España? Nada es por casualidad, todo es un reflejo de los cimientos, de los materiales con los que esta sociedad se ha construido, y aquí queda mucho por hacer. Desde luego ni desde la autocomplacencia, ni desde la resignación o la demagogia vamos a salir de esta crisis endémica, congénita, esa que también padecíamos aunque no nos diéramos cuenta en los tiempos de la hiperactividad ladrillera.

Podemos mirar para otro lado y echarle la culpa al retraso generado por cuarenta años de franquismo. Podemos decir sin ningún tipo de pudor ni sonrojo, como los socialistas andaluces, que es el escaso nivel cultural de los padres el causante del fracaso escolar actual. Podemos escurrir el bulto y no reconocer que si en 30 años de democracia no hemos sido capaces de hacerlo mejor, tendremos que hacernoslo mirar, algo habrá que plantearse. Afortunadamente los políticos españoles no pueden justificar su ineptitud aludiendo a ningún bloqueo comercial como los cubanos, pero aún así parece como si con ellos esto no fuera.
¿Qué referencias nos quedan? ¿Los deportistas? ¿La selección nacional, a la que hemos tenido que rebautizar como “la roja” para que no produjera sarpullidos a algunos? Desgraciadamente también los deportistas españoles están en el punto de mira de la comunidad internacional por el abuso de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento, tanto como lo están nuestras autoridades por haber perseguido con tan poca intensidad esta práctica deleznable.

Este país necesita políticos capaces de romper la dinámica, de destacar, de ser distintos, de no parecer ni actuar como españoles, lo cual es muy difícil, porque somos todos nosotros los encargados de seleccionarlos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un blog muy interesante!

Saludos

Pablo Anca dijo...

Muy currado. Aportas mucha información, la analizas y dejas la puerta abierta a la opinión.

Manuel López Gascón dijo...

Comparto tu análisis...

El imperio de lo "políticamente correcto" que nos obliga a creer lo contario de lo que pensamos.

El socorrido recurso de pensar que la culpa siempre es de otros.

La incapacidad para asumir las propias responsabilidades, para aceptar los propios errores, para cambiar de criterio...

Tenemos lo que nos merecemos, Sí