domingo, 16 de noviembre de 2014

PETROLEO, MEDIO AMBIENTE Y DEMAGOGIA

El delta del Níger es uno de los 10 ecosistemas litorales más importantes del mundo, y en él viven en torno a 31 millones de personas, la mayoría de las cuales dependen del entorno natural para ganarse la vida.

Allí también se encuentran enormes depósitos de petróleo, que el gobierno de Nigeria y empresas petroleras multinacionales llevan extrayendo desde hace decenas de años. El petróleo ha generado ingresos de aproximadamente 600.000 millones de dólares desde la década de 1960.

Pese a ello, muchas personas que viven en las zonas productoras de petróleo tienen que utilizar agua contaminada para beber, cocinar y lavarse y comen pescado contaminado con petróleo y otras toxinas. La contaminación causada por la industria petrolera está destruyendo los recursos vitales de los que dependen, pues mata los peces, sus larvas y fuentes de alimentación, perjudica su capacidad de reproducción y causa un daño inmediato y a largo plazo en los bancos de pesca. Se estima que hasta 2011 se habían vertido 13 millones de barriles de crudo (equivalentes a un vertido anual del petrolero Exxon Valdez durante los últimos 50 años).



La industria petrolera ha traído pobreza, conflictos, abusos contra los derechos humanos a la mayoría de las personas que viven en esta zona productora de petróleo.

En el Golfo de Guinea el negocio del petróleo también ha traído enormes riquezas a la región. En el caso de la dictadura ecuatoguineana desde que empezaron a explorarse los primeros pozos en la última década del siglo pasado, su PIB comenzó a crecer durante varios años sucesivos en torno al 33%, la Renta per Cápita pasó de 330 dólares por habitante en 1990, a 5.600 en el año 2.000. En 2010, habría alcanzado ya nada menos que 18.000 dólares. No obstante estos ingresos no han conllevado una sustancial mejora social, más bien lo contrario: según el Banco Africano de Desarrollo, un 70% de la población sigue viviendo bajo el umbral de la pobreza y la disparidad de ingresos entre ricos y pobres incluso ha aumentado. Entre otros impactos indirectos, los ripios o lodos de perforación de los pozos han tapizado los fondos marinos, otrora ricos en recursos pesqueros y marisqueros, reduciendo la biodiversidad y provocando un serio impacto en la pesca artesanal de la región.

Estos dos ejemplos son rotundos ¿Podemos por tanto decir que esto es lo que hace la industria petrolera en las zonas en las que se implanta? ¿Qué el petróleo es incompatible con la conservación del medio ambiente y los recursos naturales?

Antes de responder veamos otros ejemplos.

En Noruega la industria del petróleo comenzó el verano de 1969 cuando la compañía Phillips Petroleum Company Norway completó su última exploración en el campo de Ekofisk. La compañía estuvo a punto de abandonar el trabajo después de varios intentos vanos y se preparaba para empacar cuando hizo el descubrimiento masivo de petróleo. La producción se inició el 15 de junio de 1971 y el acontecimiento emprendió lo que hoy representa una de las más importantes industrias noruegas.

Hoy en día son 51 los campos activos petroleros y gasíferos en la plataforma continental de Noruega. En total, casi un 40 por ciento de los recursos petroleros descubiertos comercializables de la plataforma noruega todavía no han sido extraídos. Además, hay probablemente muchos campos sin descubrir. La Dirección General de Petróleo de Noruega estima que solo los recursos no descubiertos llegan a ser 7.300 millones de barriles. Aproximadamente unas 80.000 personas trabajan en el sector petrolero noruego en la actualidad, representando los hidrocarburos el 47 por ciento de las de exportaciones de Noruega. Noruega es el tercer exportador más grande del mundo, y la industria petrolera se encuentra en la vanguardia en cuanto a la tecnología y protección de medio ambiente. 




¿Y otros sectores económicos dependientes de una buena salud del ecosistema se han visto afectados por las perforaciones y explotación del petróleo? No lo parece. En 2013, Noruega, principal productor mundial de salmón, exportó 5.082 millones de €. Además de la acuicultura, la actividad pesquera en Noruega es muy importante, con cifras que rondan los 1.400 millones de € anuales. Otro sector muy sensible a la calidad medioambiental es el turismo, muy particularmente en Noruega en el que sus atractivos turísticos fundamentales están asociados al medio natural y el paisaje. El turismo a Noruega le aporta ingresos en el entorno de los 4.000 millones y el turismo ballenero 3 millones.


En Canadá el sector del petróleo representa aproximadamente el 8% del PIB, o lo que es lo mismo, unos 115.000 millones de €. En 2012, la industria de los hidrocarburos pagó la suma total de 14.000 millones de € en impuestos a los gobiernos federales, provinciales y locales y dedicó 48.000 millones de € a inversiones de capital para innovación y crecimiento. Esto ha permitido que Canadá sea un innovador a nivel mundial de nuevas tecnologías petroleras gracias a una pujante industria que exporta a todo el mundo nuevas tecnologías, nuevos productos y servicios. Hay 165 compañías de exploración y producción de hidrocarburos Canadienses presentes en 101 países en el mundo. En la actualidad el sector energético es el empleador privado más importante de Canadá. En conjunto el sector del gas y el petróleo emplea a más de 550.000 personas en todo el país, previéndose que para el 2035 haya generado 1.455.000 empleos.

Pero también el turismo es uno de los sectores más importantes de Canadá,  por encima de la agricultura, la pesca y la silvicultura juntos, con 12.200 millones de € de facturación anual solo por visitantes internacionales. El turismo y la explotación de hidrocarburos coexisten gracias a las normas medioambientales y operativas que regulan ambos sectores, permitiendo así la sostenibilidad. Sólo como botón de muestra decir que el turismo ballenero supone 150 millones de dólares anuales en Canadá.
  
La provincia canadiense de Alberta goza de una economía fuerte, basada en el petróleo y la minería, que supone el 36% del PIB, un PIB que alcanza los 125.000 millones de dólares canadienses, para que nos entendamos, 88.400 millones de euros (más del doble de Canarias). Alberta produce cerca del 70% del petroleo y del gas natural de Canadá. contando además del 97% de las reservas del país y el 75% de todo el crudo de Norteamérica. Esto es posible  básicamente gracias a las arenas de alquitrán o arenas de petróleo (Oil Sands). La mayor parte de arenas de alquitrán canadienses se sitúa en tres grandes yacimientos al norte de la provincia de Alberta que en conjunto ocupan 140.000 kilómetros cuadrados, lo que supone una amenaza medioambiental en una de las zonas con mayor riqueza natural de un país dominado por inabarcables extensiones bosques boreales (con un papel tan crucial en la regulación de la atmósfera terrestre como los bosques tropicales e innegable importancia para la biosfera).



La zona de yacimientos del noreste de Alberta, conocida como Athabasca, es explotada desde 1967, aunque ha conseguido un verdadero impulso en la última década, coincidiendo con el aumento sostenido del precio del barril de petróleo. Hasta el momento, la mayor parte del petróleo crudo sintético a partir de éstas arenas de bitumen es extraído sacrificando enormes extensiones de bosque boreal mediante las técnicas más agresivas de minería superficial que existen combinadas con técnicas que emplean vapor, agua a presión y disolventes para reducir la viscosidad del bitumen en el mismo lugar de la extracción.

El daño medioambiental es innegable. La cuestión es si es inaceptable, si es incompatible con la sostenibilidad medioambiental, o si puede llegar a serlo. La legislación en materia de protección y prevención medioambiental canadiense en relación con, por ejemplo, la europea, es muy laxa. El coste ambiental de la producción de hidrocarburos no está siendo debidamente repercutido a la industria, que no podría producir con los costes que lo hace de existir en Canadá una regulación tan sólo similar a la de responsabilidad medioambiental que la Directiva 2004/35/CE ha impuesto en Europa.

No cabe duda de que la gestión medioambiental de la industria petrolera de Alberta tiene un importante campo de mejora, y a ello deberán empeñarse en los próximos años y seguro que lo harán, como corresponde a una sociedad avanzada, pero pese a ello, considerando el conjunto de la gestión del territorio en esta provincia canadiense, no deberíamos hablar desde nuestra superioridad moral ambiental europea, porque quizá tendríamos que tragarnos más de un sapo.



En 2011 más de 35 millones de personas visitaron Alberta, donde se encuentran cinco de los quince sitios canadienses declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los Parques Nacionales de Waterton Lake, Banff, Jasper, Elk Island y el de Búfalo de los Bosques son refugios de fauna y flora de primer orden a nivel mundial. Auténticos santuarios de la naturaleza y la vida salvaje, donde bisontes, caribúes, alces, renos, osos grises y negros, lobos, zorros, linces, pumas…y numerosas aves residentes y migratorias encuentran un espacio virgen, y una legislación que los protege como se corresponde a un país desarrollado, un país del primer mundo. En la vieja Europa la biodiversidad no es ni por asomo la existente en esta provincia canadiense.



En Canadá también se ha desarrollado la industria petrolera offshore, básicamente en la provincia de Terranova y Labrador, cuyos principales campos petrolíferos están ubicados mar adentro, en la zona del Gran Banco.

El sector del petróleo en Terranova, con 83.585.235 barriles en 2013, lo que equivale a unos 6.500 millones de €, ha contribuido de manera importante a la economía provincial en las últimas décadas. Ha generado empleo, aumentado los ingresos, ayudado a frenar la emigración y estimulado el gasto de consumo. La industria del petróleo offshore de Terranova invirtió 1.880 millones de € en  2012 en exploración y producción, y destinó 1.565 millones de € más a pagar impuestos en el año fiscal 2012/13.

Paralelamente se ha producido un aumento constante del número de puestos de trabajo creados por este sector. En 2012 creó 17.300 puestos, entre directos y derivados. El sector, y las personas a las que da trabajo, exigen servicios constantes a diario, desde la alimentación y el alojamiento hasta las actividades recreativas y el transporte. Muchos sectores no relacionados con el petróleo y el gas están experimentando un importante crecimiento derivado.

A ello se suma el que muchas empresas hayan podido diversificar y exportar sus productos y servicios a nivel internacional gracias a la experiencia de trabajo adquirida. De la misma forma el del petróleo y el gas es un sector muy exigente que ha contribuido al desarrollo de una mano de obra altamente cualificada. Esto ha permitido que empresas y profesionales de Terranova estén en estos momentos en todo el mundo desarrollando proyectos y contribuyendo a la economía canadiense. También es inevitable que la actividad de los yacimientos de petróleo en alta mar haya conducido a un importante crecimiento en el sector de I+D de la provincia y ayudado a posicionar a Terranova y Labrador como centro de excelencia en áreas como la ingeniería oceanográfica y las ciencias marinas.

Pero Terranova también tiene poderosas razones para conservar la calidad ambiental de su mar. Cuenta con un efervescente sector pesquero, que exportó productos pesqueros en 2013 por valor de 660 millones de € más una pesca desembarcada de 462 millones de €. Tampoco Terranova puede poner en riesgo su sector turístico. En 2013, con 497.900 visitantes, la facturación turística fue de 365 millones de € (13,5 millones de € en turismo ballenero).



Llegado a este punto, quizá sea bueno contextualizar y comparar cifras. La siguiente tabla lo pretende:
  


Noruega
Canadá
Terranova
España
Canarias
PIB (millones de €)
399.112
1.472.315
22.439
1.049.181
40.343
PIB per cápita (€)
77.239
41.814
49.320
24.300
19.806
Paro (%)
3
6,5
11,9
24,4
33,4
Producción (millones €)






Hidrocarburos
87.840
115.000
6.500
682
0

Pesca
1.400
4.000
1.122
1.693
18,8

Acuicultura
5.082
464
92
359
28

Turismo
4.000
12.200
365
115.000
6.000

Turismo Ballenero
3
150
13,5
21
12



¿Con estos ejemplos podemos decir que la industria del petróleo es ambientalmente aceptable? Pues tampoco. Lo que podemos decir es que la industria del petróleo, como otras tantas actividades humanas, es tan mala para el medio ambiente como los gobiernos corruptos de sociedades atrasadas le permitan, o tan buena como los gobiernos democráticos de sociedades avanzadas le exijan.

Las empresas petroleras llevan demasiado tiempo aprovechándose de las deficiencias del sistema de regulación existente en países en vías de desarrollo. No toman suficientes medidas para prevenir los daños medioambientales y no abordan adecuadamente el impacto devastador que tienen sus malas prácticas. Pero es el sistema de regulación y la inacción de los gobiernos a la hora de exigir a las empresas que rindan cuentas la clave de todo el problema. Ni la técnica, ni el conocimiento, ni el capitalismo, ni el mercado, ni la mala suerte condicionan un escenario u otro, sólo son los gobiernos y las sociedades a las que representan los que establecen los marcos.

Afortunadamente Canarias forma parte de España y España de la Unión Europea, y precisamente por eso existe todo un cuerpo legal de protección ambiental que establece las garantías que si bien no eliminan el riesgo de potenciales accidentes, si lo reducen hasta umbrales insignificantes.

No albergo ninguna duda de que nuestros constructores de aeropuertos sin aviones, urbanizadores del litoral, recalificadores de paisajes, apellídense Soria o Rivero, si tuvieran las manos libres, serían capaces de vender nuestro medio ambiente al precio que lo vende Obiang, pero no las tienen. En la Europa de 2014 no se pueden cometer locuras ambientales, o al menos es muy difícil hacerlo. Cosa distinta es que pensemos que nuestros umbrales de exigencia y capacidad de control de las garantías establecidas en las declaraciones de impacto ambiental se acerquen más a los guineanos que a los noruegos, pero no es así. De un marco legal protector, una sociedad vigilante y empresas con conciencia de su responsabilidad social corporativa que se juegan mucho más que dinero, no puede resultar una actividad incompatible con la seguridad medioambiental, y la explotación y producción de petróleo en el mar de Canarias no lo es por muchas pancartas, montajes fotográficos, tuits, asaltos de Greenpeace y referéndums ilegales se convoquen.



Canadienses y noruegos no ponen inconscientemente en riesgo sus recursos ambientales, de los que dependen tanto o más que los canarios y el resto de los españoles. De hecho el nivel de seguridad exigible a las instalaciones de exploración y  producción offshore de hidrocarburos es el que la industria desarrollada en estos países ha mostrado técnicamente posible.

En España los Hidrocarburos representan el 64,2 % de la energía primaria consumida y a pesar de su importancia, sólo producimos un 0,2% de lo que consumimos, debiendo importar más del 99,8%. El déficit de la balanza comercial energética en España es de 45.000 millones de € anuales, lo que supone casi el 4% del PIB nacional. Algunos estudios muestran que los recursos potenciales de gas (convencional y no convencional) en España son de 2.500 BCM (lo equivalente a 70 años de consumo en España) y los recursos potenciales de petróleo son de 2.000 MMBO (lo equivalente al 20% del consumo total de petróleo en España durante 20 años). Esto implicaría un impacto máximo superior al 4% del PIB, 250.000 empleos y una contribución a la balanza comercial próxima a los 40.000 millones de €.

¿Podemos renunciar a este potencial por razones ecorreligiosas, obviando la técnica, la ciencia y la capacidad demostrada de hacer las cosas bien cuando se exige y se controla que se hagan bien?

¿Y qué significa hacerlo bien?

Hacerlo bien es identificar todos los potenciales impactos y adoptar las medidas preventivas y correctoras necesarias para evitarlos. Los impactos de la actividad de exploración y producción de petróleo en el mar más importantes son los siguientes:

     Derrame accidental de combustible.
La posibilidad de un derrame de combustible importante se restringe a la rotura de los depósitos de combustible de la plataforma, derivada de un accidente grave que afectase a su integridad (como podría ser la colisión de una embarcación contra la plataforma y/o un blow out). La probabilidad de ocurrencia de un accidente de estas características es muy baja. Para poder evaluar las consecuencias de un derrame accidental, se realizan dos tipos de modelizaciones: estocástica (probabilística) y determinística (condiciones aparentemente más desfavorables). En el caso del Proyecto de Canarias se han abordado estas modelizaciones, e identificado los impactos sobre la calidad del agua, la fauna marina, particularmente los cetáceos, tortugas y aves, así como sobre la pesca, la costa y sus usos y actividades económicas y sobre los espacios protegidos cercanos. Y se ha llegado a la conclusión de que son tan bajos que pueden ser asumidos.

     Generación de ripios y la utilización de lodos de perforación.
Los ripios y lodos de las fases de perforación pueden estar contaminados o no contaminados. El vertido al mar de los no contaminados incrementará la turbidez del agua, modificará el hábitat de las comunidades bentónicas presentes y podrá provocar su enterramiento aunque el efecto es temporal y reducido debido al volumen limitado y a que la descarga se realiza directamente en el fondo, por lo que la dispersión suele ser reducida. El impacto de la deposición de los ripios sobre la fauna bentónica y su grado de supervivencia depende de su capacidad de migrar verticalmente hacia la superficie y del grado de tolerancia a la modificación de la granulometría del sustrato. Las poblaciones bentónicas presentes en la zona, a centenares de metros de profundidad,  no se verán afectadas significativamente debido a su capacidad de recolonización y regeneración, a la reducida superficie de afección y a la ausencia de especies protegidas. Los ripios y lodos agotados de las fases contaminadas no se vierten al mar, se han de separar en la plataforma y transportar a tierra para que sean gestionados por gestores autorizados.



     Impactos sobre los cetáceos, tortugas marinas y aves.
Las principales afecciones sobre los cetáceos y tortugas marinas son los efectos causados por la contaminación acústica y el impacto de un potencial derrame de combustible en la situación de emergencia más desfavorable, ya comentado. Para la evaluación del impacto acústico de la perforación sobre la fauna marina (cetáceos, tortugas marinas, pinnípedos y peces) se debe haber abordado un estudio específico de modelización de la dispersión subacuática del ruido siguiendo las directrices de Documento Nacional de Referencia «Impactos y Mitigación de la Contaminación Acústica Marina» Las fuentes de ruido son la embarcación de apoyo, el helicóptero y las operaciones de perforación, y ninguna de ellas produce niveles que pudieran dar lugar impactos significativos.

     Impacto por blowout.
Un blowout petrolífero o reventón petrolífero, es petróleo crudo o gas que sale de un pozo a la superficie a gran presión porque no se compensó bien la presión en el orificio del pozo. La probabilidad de ocurrencia de un blowout es muy baja, siendo según Patin (1999) de 1 × 10-4 y según el tratamiento estadístico de los datos del Mineral Management Service de EEUU para el periodo 1960-2006, de 6,9 × 10-5. En todo caso se debe señalar que en caso de ocurrencia el gas (en su mayor parte compuesto por metano) ascendería en la columna de agua hasta la superficie donde se dispersaría en la atmósfera. Debido a la baja solubilidad del metano en agua salina, no es de esperar un impacto significativo sobre la composición química del agua ni sobre la fauna. La probabilidad de blow-out catastrófico (o no controlable), que es la que produciría contaminación del agua con metano, es bastante más pequeña (del orden de 10-4) que la del blow-out controlable (del orden de 5·10-3).

     Impacto por generación y vertido de aguas residuales.
La descarga al mar de aguas residuales tratadas desde la plataforma de perforación y las embarcaciones de apoyo podría alterar la calidad del agua marina, afectando indirectamente a las especies marinas. Los procesos que pueden dar lugar a aguas residuales son varios: sanitarias, de cubierta, de sentina, salmueras, de refrigeración, de pruebas de producción y mezclas de agua con lodos. En todo caso deben ser tratadas y gestionadas conforme a la normativa.

Es necesario erradicar la idea de que las situaciones accidentales son consustanciales a esta actividad ya que los accidentes son evitables mediante la adopción de las medidas adecuadas y la gravedad de las consecuencias de potenciales accidentes puede ser minimizada mediante la adopción de mecanismos de respuesta adecuados. De hecho la perforación en alta mar tiene un umbral de seguridad del 99,999 % según la EIA (United States Energy Information Administration), siendo mucho mayor la cantidad de hidrocarburos que llega al mar a partir de fuentes naturales y los residuos urbanos e industriales que la que lo hace por perforaciones offshore.

En definitiva, el riesgo cero no existe. No existe en ninguna actividad humana, pero si es posible hacer las cosas de tal manera que se reduzca a niveles aceptables. Aceptables para una población racional, que esté dispuesta a conocer, a enfrentarse al análisis desde el rigor, a asumir su responsabilidad como ciudadano consumidor, una sociedad que no se deje llevar por los miedos, las proclamas, los territorios comunes, por políticos populistas y sobre todo una sociedad que no caiga en la incoherencia de rechazar la explotación de un recurso propio en condiciones de seguridad mientras no hace nada por evitar consumir ese recurso comprado a terceros que lo producen en condiciones de inseguridad ambiental cuando no de auténtico impacto severo sobre los ecosistemas y las poblaciones en países donde la falta de democracia no permite proteger ni a unos ni a otras.





4 comentarios:

Umberto Pérez y Diéguez dijo...

Está claro que España no es Nigeria, uno de los estados más corruptos del mundo. Aunque la comparación con Noruega o Canadá hará sonreír a más de uno. Estos últimos países figuran entre los más avanzados del muno, con menos corrupción y con instituciones más sólidas.
Y ahí está el quid de la cuestión: en un país como España donde se han desmontado buena parte de las instituciones que podrían establecer los controles a una actividad que en países avanzados se desarrolla sin excesivos problemas, aquí, en ausencia de esas instituciones resulta cuando menos temerario apoyar sin reservas las prospecciones y explotación.
Es inevitable recordar lo ocurrido en Doñana donde una filial (Bolidén) de un país avanzado (Suecia) no se hizo cargo en absoluto de los costes derivados del desastre ecológico: bastó con dejar quebrar a la filial. O el más reciente caso del almacén Castor donde la actividad privada, lejos de constituir una contribución a los ingresos del Estado, ha supuesto un importante coste para los contribuyentes en otra muestra más del capitalismo castizo que pagaremos durante los próximos 30 años.
Por todo ello resulta llamativo, ver como un partido pequeño como UPyD que por su reducida dimensión no está en condiciones de garantizar que se cumplan las mínimas garantías y controles, haya tomado un papel tan activo como incomprensible (casi más que el propio gobierno) en un asunto como este. Además, claro está, de constituir una estupidez y un suicidio desde el punto de vista político. Más les valdría dedicarse a mejorar las instituciones que posibiliten que en un futuro se puedan llevar a cabo con seguridad tales iniciativas, que adoptar posturas tan incomprensibles como las encuestas están dando a entender.

Francisco José González dijo...

Muchas gracias por su comentario. Resulta que defendemos lo que consideramos bueno para el país, sin hacer cálculos sobre lo que nos conviene o deja de convenir electoralmente. Si hiciéramos esto dejaríamos de ser UPyD, y haríamos demoscopia no política.

No le quito parte de razón. Nuestras instituciones, reguladores y políticos no son fiables, pero tenemos que trabajar para que lo sean y en el camino no renunciar a aprovechar un recurso.

Umberto Pérez y Diéguez dijo...

Agradezco igualmente su comentario y su divulgativo post.
Y me parece muy razonable que defiendan lo que consideren bueno para el país. Pero háganlo con coherencia; si piensan que las instituciones, reguladores, políticos y en resumen los responables de establecer los controles públicos a una actividad privada de riesgo, no son fiables; no renuncien a hacer política en esta materia. La postura que han adoptado no es coherente.
En otro orden de cosas, ¿Se ha preguntado Francisco José, si es bueno o malo para el país, que un partido reformista moderado como UPyD, esté siendo relegado en las encuestas a una posición irrelevante en beneficio de otras opciones políticas?

Francisco José González dijo...

Gracias, Umberto.

Es nuestra principal batalla la regeneración democrática, y el poder contar con organismos reguladores independientes, profesionales, no politizados y exigentes, no es que que sea importante, es esencial.

Con respecto a las encuestas, nuestro nivel de preocupación es poco. Claro que quisiéramos que fueran mejores, pero nos preocupa mucho más mantener el rumbo que la velocidad. Llegar llegaremos, si por acelerar nos contaminamos y entramos en el mercadeo y el pasteleo común en la vieja política, ya dará igual llegar o no llegar.